Publicado el 5/06/2020
Hoy, en el Día Mundial del Ambiente, queremos despejar algunas dudas de localización para quienes estén buscando “conectarse con la naturalezaâ€.
No sabemos si el GPS ambiental anduvo teniendo algunos problemas en los últimos años, pero muchas personas han intentado ubicar al ambiente en coordenadas muy lejanas. Pareciera que el ambiente y su “naturaleza†están afuera y lejos, muy lejos, mientras nos quedamos en nuestras casas mirando la tele. Quizás mirando documentales sobre naturaleza, delfines caribeños y pandas mascando bambú.
Pero, ¿qué? ¿afuera no está el ambiente? ¿Qué es todo eso que está en los documentales? Sí... todo eso de allá afuera y allá lejos es el ambiente, pero no es necesario viajar para encontrarlo: también está ACÃ DENTRO. En realidad... está en todos lados.
El ambiente está en la hoja de burrito que le ponés a tu mate a la mañana, en todos los músculos contraídos de pasar tanto frío luego de sacar a pasear a tu perro, en el surubí que surca el Paraná, en los murciélagos de la Facultad de Derecho, en todas las bacterias que pueblan tus intestinos. Está en todo lo que se le larga al aire y después se le pega al oxígeno que respiramos, en los rascacielos construidos con materiales que sacamos de la tierra, en los pájaros que mueren cuando se estrellan contra los ventanales de los rascacielos, en la gata de tu vecina y también en tu vecina (y las bacterias de sus intestinos)… Todos esos y un montón de vínculos más, infinitos, nos demuestran que la Tierra que habitamos también está en nuestras venas, en nuestros estómagos, en nuestros pulmones. El ambiente está ahí afuera y acá dentro; por eso cuidarlo implica cuidarnos, apostar a la única posibilidad imaginable de supervivencia.
Como existimos en interdependencia y conexión con absolutamente todo lo que nos rodea, para celebrarlo, en su día, tal vez sea un buen homenaje entender que al ambiente no solo lo habitamos, también lo componemos y, SOBRE TODO, lo compartimos. Tal vez, en su día, sea una buena idea que la búsqueda de conectarse con la naturaleza no se limite a maravillarse con bosques tropicales y osos polares, sino que considere también la mandarina del desayuno, la polilla que asoma por la ventana y ese compañero de la primaria que te manda stickers de carpinchos tomando mate por whatsapp.